Marta Vergiñós Pascual – La Vanguardia – 30/06/2015
Cuando en 2011 se especuló por primera vez con la posibilidad de que Grecia no recibiera un rescate de la Unión Europea (UE) y saliera del euro, las bolsas y los mercados respondieron con terror y grandes sacudidas y pérdidas. Ahora el grexit parece más cerca que nunca y los parqués europeos vuelven a teñirse de rojo, a la par que sube de nuevo la prima de riesgo. Sin embargo, no lo hace con la virulencia de antaño. De hecho, los mercados de renta variable en Europa se levantaron ayer con bajadas entre el 3 y el 5% -el Ibex 35 despertó con un retroceso del 4,86%-. ¿Por qué? El analista y doctor en Economía Xavier Brun lo atribuye al cambio de identidad de los acreedores.
En 2011, buena parte de los 355.000 millones de la deuda griega estaba en manos de bancos europeos e instituciones públicas, por lo que si ésta dejaba de pagarse “se hacía un roto en los bancos” que ponía en riesgo todo el sistema financiero. “Era como tirar una piedra en una pequeña balsa: las olas generadas podrían convertirse en tsunamis”, apunta Brun. En vistas del riesgo, continúa, los bancos “se apresuraron a deshacerse de los bonos y entregarlos al Banco Central Europeo (BCE).
“Los que hoy día tienen buena parte de los 317.000 millones de euros que adeuda el país heleno somos todos los ciudadanos europeos a través de nuestras instituciones: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el BCE”, subraya el codirector del Máster en Mercados Financieros de la UPF School of Management. Así, concreta que España tiene tiene 26.000 millones de euros, lo que equivale prácticamente al 2,6% del PIB. “Hoy día la piedra ya no se lanza a una pequeña balsa, sino a un gran mar, con lo que las olas generadas ya no serán un tsunami sino marejadilla. Y ésta nos costará unos 950 euros por europeo”, resuelve Brun. Quizá menos, pero las acciones bajan.
A pesar de que el impacto de las tensiones en Grecia sea inferior al vivido en el pasado, esto no significa que la bolsa y los mercados observen impertérritos la crisis griega. Las acciones bajan, y esto se puede deber a tres motivos principales, según Brun:
miedo al contagio. El doctor apunta que la percepción del riesgo ha aumentado, aunque no deja de ser una mera percepción. En la misma línea de lo comentado anteriormente, recuerda: «: Grecia ha dejado de ser una piedra en un pequeño lago a una piedra en un gran mar. Mientras distintos inversores se focalizan en deshojar la margarita, las empresas prefieren aferrarse a la velocidad de rotación».
Preferencia por la renta fija. Esto fue lo que provocó que se dispara la prima de riesgo en el pasado, ya que la subida de los tipos de interés provocaba un trasvase de inversores de la renta variable a la renta fija. No obstante, la decisión histórica del BCE de situar los tipos de interés prácticamente a cero ha propiciado que esta vez cambie el guion. “Los bonos a 10 años prácticamente ni se han movido con la noticia, la prima de riesgo sólo ha pasado de 118 puntos básicos a 148, cuando en otras ocasiones el movimiento hubiera sido mucho mayor”, destaca Brun.
Empeoramiento de la economía. Este sería el motivo más básico: si la perspectiva de crecimiento de los griegos es incierta, sus empresas tendrán menos valor y los inversores apostarán menos por ellas. “El sector en el que opera la empresa se ha deteriorado y la gente no le comprará más productos, por lo que los beneficios futuros serán menores”, incide Brun. En este sentido, precisa que la relación económica de España con Grecia epresenta el 0,5% del comercio exterior español, una cifra que le sitúa por debajo de Dinamarca, Australia o Angola. “Entonces, ya tenemos un 0,5% de la bajada”, zanja.