Nicolas M. Sarries – 20minutos – 01/07/2013

Los más de 55.000 millones de euros de fondos públicos empleados hasta ahora para recapitalizar la banca española podrían no ser suficientes. Hay aún ‘agujeros’ ocultos, y buena parte de los mismos se concentran en las carteras de créditos refinanciados, aquellos que las entidades han renegociado y aplazado su cobro forzados por la imposibilidad de los prestatarios de afrontar sus pagos.

El sistema financiero español mantiene actualmente 208.206 millones de euros en créditos refinanciados, según el último Informe de Estabilidad Financiera (IEF) del Banco de España. De todo este montante, apenas un 42,4% de los créditos son considerados «normales» por las propias entidades, que dan a entender que no tienen apenas riesgo de mora. El resto (58,6%) se engloban en créditos «dudosos» (los que acumulan al menos 90 días de impago y tienen una alta probabilidad de no devolución) y «subestándar» (que aunque no sufran impago, se estima que puede sufrirlo en el futuro).

Inversores y analistas internacionales sospechan que las entidades financieras utilizan estas refinanciaciones (operaciones cuyos fines son positivos) para ocultar una morosidad mucho mayor de lo que reflejan sus cuentas. Es lo que en el sector se llama la «patada a seguir», mediante la que los bancos aplazan el problema hasta más adelante. Por ello, «se mantiene un importante grado de incertidumbre en los mercados financieros», reconoce el supervisor bancario, debido a las fuertes pérdidas que podrían permanecer en la oscuridad. «Lo que hace falta es mayor transparencia y fiabilidad de las cuentas. Es un proceso hacia el que vamos, la reestructuración se está haciendo», explica Christian Torres, socio director de Solventis.

La banca por ello, a instancia de una circular del Banco de España, tiene de plazo hasta el 30 de septiembre para revisar y reclasificar todos sus créditos refinanciados. De manera general, todas las refinanciaciones hasta ahora consideradas «normales» serán consideradas «subestándar», lo que implicará nuevas provisiones por pérdidas (es decir, reservar una cantidad de dinero en previsión de pérdidas) del 15% de media.