Nicolas M. Sarries – 20 minutos – 04/10/2013
España y sus empresas están de rebajas. La escasez del crédito que sufren tanto familias, corporaciones, como administraciones públicas, unido a una mejor percepción general del país en el exterior ha empujado a una venta masiva de patrimonio y activos de todo tipo en los últimos meses. «Claramente el apetito de extranjeros por mirar y cerrar operaciones en España nada tiene que ver con hace un año, en donde solo había unos pocos esperando que les llamases tan solo si existía alguna operación desesperada», explica Christian Torres, analista de la firma de inversión Solventis.
Otras fuentes financieras consultadas por este diario constatan que «claramente hay apetito» por invertir y comprar en España, a medida que ha ido mejorando la imagen del país. «Se ha alcanzado ese punto casi perfecto entre precios bajos y signos creíbles de recuperación económica a corto plazo. Es una excelente combinación», explican estas mismas fuentes.
La tentación de obtener fondos deshaciéndose de activos viene de hace al menos tres años, si bien los altos precios de entonces o la ausencia de mercado frustraron gran parte de las operaciones. El Gobierno de Rajoy ya intentó en 2012, al igual que Zapatero dos años antes, vender gran parte de las ‘joyas de la corona’ del patrimonio industrial del Estado. Así, esperaba obtener unos 30.000 millones de euros deshacíendose de Renfe, Aena, Paradores Nacionales, Puertos del Estado y de sus participaciones en IAG (matriz de Iberia) y Red Eléctrica Española, entre otras.
Las dudas expresadas por los inversores respecto a España el pasado año y la imposibilidad de encontrar precios asumibles impidieron llevar a cabo cualquiera de esas desinversiones. Sin embargo, en 2012 sí que logró ganar más de 90 millones de euros con la venta de edificios de alto valor arquitectónico (como la antigua sede de la CNMV, o el antiguo edificio de Radiotelevisión ) y fincas rústicas de titularidad pública.
El Ministerio de Hacienda ha insistido en esta política y el pasado mes de junio sacó a la venta más de 15.000 inmuebles ahora en poder del Estado. En la web habilitada para vender este patrimonio se puede comprobar que, entre otras propiedades, venden hasta 98 edificios calificados como singulares. También las comunidades autónomas se han lanzado a la venta: En agosto, por ejemplo, el banco estadounidense Goldman Sachs y el fondo de inversión Azora adquirieron 3.000 apartamentos propiedad del Gobierno regional por 201 millones de euros, 67.000 euros de media por piso, según informó el Financial Times.
El banco malo, a velocidad de crucero
«Es cierto que los actuales niveles de incertidumbre han distraído la atención de algunos inversores internacionales (…) España es ahora el lugar en el que hay que estar para invertir exitosamente dentro del sector del ladrillo». Así de claro se muestra el banco BNP Paribas en el último informe de su división inmobiliaria. Para esta entidad especializada en la banca de inversión, en general «tanto empresas como bancos ofrecen activos inmobiliarios de primera en un contexto de baja competencia. Hay más activos en localizaciones exclusivas a la venta que en cualquier otro momento», explican.
Ante este cambio de las percepción, los inversores internacionales han vuelto a mostrar interés por las propiedades inmobiliarias españolas, seis años despúes del inicio de la crisis del ladrillo. Prueba de ello es que el Sareb (conocido como banco malo) lleva semanas vendiendo todo tipo de activos considerados tóxicos a distintos fondos de inversión y capital riesgo. La última operación ha sido la venta de una cartera de préstamos del Grupo Colonial (245 millones), adjudicados a la firma Burlington Loan Management Limited.
Apenas unos días antes de que ese hedge fund (fondo que busca una alta rentabilidad) viniera a hacer negocios con el banco malo, otro de los grandes del sector, el fondo de capital riesgo HIG Capital, se apropió de la gestión de una cartera de cerca de un millar de viviendas situadas en Valencia, Madrid, Andalucía, Murcia y Canarias (cartera denominada Bull, toro en inglés). El Sareb, después de un inicio tímido, ha «intensificado su actividad comercial» y ha vendido además otros 1.800 inmuebles a distintos inversores.
La percepción del mercado hacia España ha cambiado (buen prueba es la reducción de la prima de riesgo, por ejemplo) en los últimos meses y los analistas ya no añaden un «vender» a cada operación. «Llevan unos seis meses llamando a puertas y a ver qué es lo que hay; sin exigir unos precios de derribo, sino más bien un precio justo», opina Christian Torres, si bien señala que los niveles distan de ser los registrados en 2007.