Sabemos Digital – Nicolás Sarriés –
A inicios de verano, el Banco de España dejó entrever a través de su subgobernador que alentaría una nueva ronda de fusiones corporativas en el sistema financiero español con el fin de lograr aún más economías de escala y poder competir en el entorno europeo. Los expertos consultados creen que aún es pronto para ver operaciones concluidas, si bien los primeros acercamientos ya se han producido.
«Parece lógico que las entidades contemplen en sus estrategias corporativas la posibilidad de acometer operaciones que permitan aprovechar mejor las economías de escala que puedan observarse a nivel nacional o europeo (…) aunque el grado de consolidación de la industria ha aumentado apreciablemente en los últimos años, pudiera existir todavía en España algún margen para la ejecución de operaciones corporativas que generen valor a los accionistas de las entidades involucradas y refuercen la eficiencia del conjunto del sector bancario». Estas palabras, expresadas por el subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, el pasado 19 de junio, eran un adelanto de lo que está por llegar.
El discurso de Restoy no era sino el intento del supervisor financiero español de alentar una nueva ola de fusiones en el sector de los bancos y cajas. La idea es concentrar aún más un mercado en el que apenas 14 entidades en toda España cuentan con un tamaño suficiente como para ser controlados por el nuevo supervisor único europeo (dependiente del BCE). El objetivo es que la banca gane tamaño para poder ser más eficiente, generar sinergias y reducir costes, lo que ha disparado los movimientos entre consultoras y banca de inversión por empezar a alentar operaciones corporativas cuanto antes. Distintas fuentes del sector consultadas por SABEMOS descartan que vaya a haber ninguna fusión o absorción antes de las Elecciones Generales (previstas para final de año), si bien serán «inevitables» durante 2016, sostienen.
En opinión de Carmelo Tajadura, exdirectivo del sector financiero, en el plazo de 2 a tres años el sector financiero español debería contar con entre media docena y una decena de entidades distintas. «Los problemas están en las más débiles. No me preocupan las cinco mayores entidades [Santander, BBVA, Caixabank, Bankia y Sabadell], sino las que van del puesto seis al 14 en tamaño», explica.
En la crisis bancaria de los 80, las entidades más grandes se repartieron a todas las más pequeñas, de forma que todas asumían riesgos y corrían con gastos para reestructurar el sector. En esta ocasión, aunque no se obligue a los grandes bancos, Tajadura cree que éstos tendrán que ser quienes salgan de compras, ya que una estrategia de fusionar entidades más pequeñas para formar una grande puede degenerar en entidades que sigan teniendo problemas y además un tamaño sistémico.
El margen de intereses, el negocio típico y más propio de los bancos, está bajo mínimos desde que el Banco Central Europeo inició en 2012 una política de bajísimos tipos de interés. «Con tipos de interés tan bajos no hay forma de que los bancos generen un margen de interés que los haga rentables. Y el problema es que estos tipos bajos van a seguir un tiempo», señalan fuentes del sector. Durante estos años los bancos han logrado generar negocio gracias a operaciones extraordinarias o negociando con deuda pública, «pero es pan para hoy y hambre para mañana», aseguran.
«En este contexto, quieran o no los bancos tienen que reducir costes para hacerse más eficientes y producir lo mismo con menos; si no, no tienen futuro», indica Carmelo Tajadura. Pero estos ajustes son más complicados en un sector con tantas entidades (España es, tras Alemania, el país con más entidades financieras de cierto tamaño). Todas ellas han de tener una serie de estructuras esenciales, que en el caso de fusiones o absorciones podrían generar sinergias y, por lo tanto, reducciones de gastos.
Se trata de impulsar para todo el sector lo que ya hizo, por su lado, Bankia tras la fusión de las siete cajas y, sobre todo, tras la nacionalización: se redujo plantilla, se cerraron oficinas ineficientes o no esenciales, se liquidaron sociedades participadas, se centralizaron servicios estrcuturales y se pudieron renegociar compras de suministros con más descuento, entre otras medidas de ahorro y ajuste. El plan del Banco de España pasaría pues por alentarlo en el conjunto del sector financiero.
Desde el mismo momento en el que el supervisor mostró sus intenciones de impulsar una nueva ola de fusiones, surgieron los rumores y las especulaciones sobre quién se uniría con quién, o qué banco se quedaría con cuál. Aunque aún no se ha pasado de la fase de los rumores y los contactos preliminares (para llegar a más se tienen que elaborar due diligence, grupos de trabajo, etc), ya son varias las entidades que salen en buena parte de las quinielas del sector, tal y como ha podido conocer SABEMOS.
Una de las operaciones más comentadas es la fusión entre Liberbank y Banco Mare Nostrum (BMN). Y es que el aplazamiento de la salida a Bolsa de esta última debido a la crisis griega y las turbulencias en los mercados llevó a pensar en la conveniencia de unir a la entidad resultante de la fusión de Cajastur, Caja Cantabria y otras (que sí que está en Bolsa) con BMN. Entre otras sinergias, la entidad resultante tendría «una distribución geográfica compatible», un tamaño similar y por tanto una cierta capacidad de generar mejoras y sinergias. «Su presidente es probable que se jubile en un plazo corto o medio, por lo que además facilitaría el traspaso de poder», señalan fuentes internas de Liberbank.
Otro de los rumores situarían a la propia Liberbank en la órbita de Caixabank. En este caso, si bien no existiría la ventaja del control de una cotizada sobre una no cotizada (ya que las dos están en los mercados) sí que se podrían generar una vez más sinergias y economías de escala, toda vez que el gigante catalán no tiene una presencia especialmente extensa en los territorios donde implantado está el banco presidido por Manuel Menéndez. «Liberbank es un gran candidato para que se lo quede Caixabank porque así podría ganar cuota», opina Christian Torres, analista de Solventis, quien también cree que serían posibles absorciones por parte de esta entidad a Unicaja («por afinidad») o de Kutxabank («para que ésta cotizase»).
En opinión de Torres, otras entidades que pueden resultar muy atractivas por su situación como Bankinter tendrían más problemas para ser absorbidas por otros bancos, ya que los ‘bylaws’ (reglas de compromiso) impuestas por los Botín hacen complicado su venta a terceros. «Pero puede que pasadas las Elecciones, y si el entorno económico no se degrada, vendrán amagos del exterior. El BNP Paribas puede ser un actor comprando activos por ejemplo», anticipa Torres.